El 24 de marzo de 1976 se
impuso en Argentina un golpe a la democracia. El proceso militar duró siete
años y causó muchos daños a la sociedad: miles de desaparecidos, persecuciones,
censuras, represión...
Hoy ya han pasado 44 años del golpe militar, sin embargo la fecha sigue marcada
en la memoria de todos los argentinos. Y, al mismo tiempo, genera sentimientos
opuestos a todo tipo de autoritarismo.
Es fundamental trabajar esta efeméride en el Nivel Inicial y en todas las
instituciones educativas, para no perder la memoria y para poder tomar
conciencia de que el camino de la democracia tiene vigente a los Derechos
Humanos.
Es importante que los niños se acerquen a los hechos que transcurrieron en la
sociedad argentina y que conozcan lo sucedido. Si bien no vamos a profundizar
demasiado el tema (por la edad de los pequeños), es necesario hacer mención a
los hechos y recordar el día.
a *Leer
el cuento “Un elefante ocupa mucho espacio” de Elsa Bornemann, en familia.
b * Después
de mirar el cuento en familia les preguntamos a los niños:
1)- ¿Dónde vivían los animales del
cuento?
2)- ¿Eran felices viviendo así?
3)-¿Cómo
fue el final del cuento
* Nos animamos a armar con los niños en
familia, títeres de algunos personajes
del cuento con diversos materiales que tengan en casa. Y para finalizar escuchamos la canción
“Pañuelito Blanco” y los invitamos a animarse a confeccionar un pañuelo, con
algún retazo de tela,papel, etc, que tengan en casa y estampamos huellitas por
el mismo con el material que dispongan en su casa. (Tempera,marcadores,etc).
*Luego, cuando la situación lo permita, se van a exponer las producciones
en el jardín.
CUENTO: “Un
elefante ocupa mucho espacio”…
Que un elefante
ocupa mucho espacio lo sabemos todos. Pero que Víctor, un elefante de circo, se
decidió una vez a pensar "en elefante", esto es, a tener una idea tan
enorme como su cuerpo... ah... eso algunos no lo saben, y por eso se los
cuento:
Los domadores dormían en sus carromatos,
alineados a un costado de la gran carpa. Los animales velaban desconcertados.
No era para menos: cinco minutos antes el loro había volado de jaula en jaula
comunicándoles la inquietante noticia. El elefante había declarado huelga
general y proponía que ninguno actuara en la función del día siguiente.
-¿Te has vuelto loco, Víctor?- le preguntó el león, asomando el hocico por
entre los barrotes de su jaula. -¿Cómo te atreves a ordenar algo semejante sin
haberme consultado? ¡El rey de los animales soy yo!
La risita del elefante se desparramó como papel picado en la oscuridad de la
noche:
-Ja. El rey de los animales es el hombre, compañero. Y sobre todo aquí, tan
lejos de nuestras selvas...
- ¿De qué te quejas, Víctor? -interrumpió un osito, gritando desde su encierro.
¿No son acaso los hombres los que nos dan techo y comida?
- Tú has nacido bajo la lona del circo... -le contestó Víctor dulcemente. La
esposa del criador te crió con mamadera... Solamente conoces el país de los
hombres y no puedes entender, aún, la alegría de la libertad...
- ¿Se puede saber para qué hacemos huelga? -gruñó la foca, coleteando nerviosa
de aquí para allá.
- ¡Al fin una buena pregunta! -exclamó Víctor, entusiasmado, y ahí nomás les
explicó a sus compañeros que ellos eran presos... que trabajaban para que el
dueño del circo se llenara los bolsillos de dinero... que eran obligados a
ejecutar ridículas pruebas para divertir a la gente... que se los forzaba a
imitar a los hombres... que no debían soportar más humillaciones y que patatín
y que patatán. (Y que patatín fue el consejo de hacer entender a los hombres
que los animales querían volver a ser libres... Y que patatán fue la orden de
huelga general...)
- Bah... Pamplinas... -se burló el león-. ¿Cómo piensas comunicarte con los
hombres? ¿Acaso alguno de nosotros habla su idioma?
- Sí -aseguró Víctor. El loro será nuestro intérprete -y enroscando la trompa
en los barrotes de su jaula, los dobló sin dificultad y salió afuera. En
seguida, abrió una tras otra las jaulas de sus compañeros.
Al rato, todos retozaban en los carromatos. ¡hasta el león!
Los primeros rayos de sol picaban como abejas zumbadoras sobre las pieles de
los animales cuando el dueño del circo se desperezó ante la ventana de su casa
rodante. El calor parecía cortar el aire en infinidad de líneas anaranjadas...
(los animales nunca supieron si fue por eso que el dueño del circo pidió
socorro y después se desmayó, apenas pisó el césped...)
De inmediato, los domadores aparecieron en su auxilio:
- Los animales están sueltos!- gritaron acoro, antes de correr en busca de sus
látigos.
- ¡Pues ahora los usarán para espantarnos las moscas!- les comunicó el loro no
bien los domadores los rodearon, dispuestos a encerrarlos nuevamente.
- ¡Ya no vamos a trabajar en el circo! ¡Huelga general, decretada por nuestro
delegado, el elefante!
- ¿Qué disparate es este? ¡A las jaulas! -y los látigos silbadores ondularon
amenazadoramente.
- ¡Ustedes a las jaulas! -gruñeron los orangutanes. Y allí mismo se lanzaron
sobre ellos y los encerraron. Pataleando furioso, el dueño del circo fue el que
más resistencia opuso. Por fin, también él miraba correr el tiempo detrás de
los barrotes.
La gente que esa tarde se aglomeró delante de las boleterías, las encontró
cerradas por grandes carteles que anunciaban: CIRCO TOMADO POR LOS
TRABAJADORES. HUELGA GENERAL DE ANIMALES.
Entretanto, Víctor y sus compañeros trataban de adiestrar a los hombres:
- ¡Caminen en cuatro patas y luego salten a través de estos aros de fuego!
¡Mantengan el equilibrio apoyados sobre sus cabezas!
- ¡No usen las manos para comer! ¡Rebuznen! ¡Maúllen! ¡Ladren! ¡Rujan!
- ¡BASTA, POR FAVOR, BASTA! - gimió el dueño del circo al concluir su vuelta
número doscientos alrededor de la carpa, caminando sobre las manos-. ¡Nos damos
por vencidos! ¿Qué quieren?
El loro carraspeó, tosió, tomó unos sorbitos de agua y pronunció entonces el
discurso que le había enseñado el elefante:
- ... Con que esto no, y eso tampoco, y aquello nunca más, y no es justo, y que
patatín y que patatán... porque... o nos envían de regreso a nuestras selvas...
o inauguramos el primer circo de hombres animalizados, para diversión de todos
los gatos y perros del vecindario. He dicho.
Las cámaras de televisión transmitieron un espectáculo insólito aquel fin de
semana: en el aeropuerto, cada uno portando su correspondiente pasaje en los
dientes (o sujeto en el pico en el caso del loro), todos los animales se
ubicaron en orden frente a la puerta de embarque con destino al África.
Claro que el dueño del circo tuvo que contratar dos aviones: En uno viajaron
los tigres, el león, los orangutanes, la foca, el osito y el loro. El otro fue
totalmente utilizado por Víctor... porque todos sabemos que un elefante ocupa
mucho, mucho espacio...
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